Cuando Vargas Llosa publicó en el año 1977 “La tía Julia y el escribidor”, su primera esposa, Julia Urquidi Illanes acusó el golpe (“…me sentí amargada de que ponga mi vida al descubierto”, pág. 327) y se dispuso a fraguar una velada venganza en forma de libro. “Lo que Varguitas no dijo” (La Paz, editorial Khana Cruz, tercera edición, 1995, 329 páginas) se publicó originalmente en 1983 y supuso la versión de parte de la famosa “Tía Julia” sobre la relación amorosa y marital que sostuvo con el aún imberbe escritor. Así como una minuciosa historia de los detalles que le llevaron a la separación y posterior divorcio –prima hermana por delante- del escritor.
De entrada, en el prólogo, Julia Urquidi levanta el pie y escribe: “No han sido pocas las dificultades que he tenido que vencer para que este libro salga a la luz, desde la amenaza velada –a través de terceras personas- hasta querer silenciarme –con malas artes- con la compra de originales por una suma que no era de dejar pasar” (pág.15).
Cuando se conocen, en Bolivia, Julia tenía 19 años y Vargas Llosa 9 años (“Mario era un niño debilucho, engreído y antipático; toda la familia vivía alrededor de él y él tenía conciencia de su privilegiada situación y sabía cómo aprovecharla. Parece que desde niño supo sacar ventaja de quienes lo querían.”). Luego, 10 años después, cuando se reencuentran, Mario era un estudiante universitario y Julia había atravesado su primer divorcio. Poco a poco, el amor se va instalando entre ellos y deciden casarse clandestinamente en Chincha, ante la oposición de la familia que veía con malos ojos este amor extraño entre la tía y el sobrino (Julia Urquidi era la hermana de la mamá del escritor).
Viven en Lima un tiempo y después deciden quemar sus naves y viajar a Europa. Primero en Barcelona, luego a París. Durante este tiempo, en la pareja, se suceden escenas comunes en la vida marital: celos, peleas, rupturas, reconciliaciones y todo desde el principio. La cosa se agrava cuando viaja a vivir con ellos la prima hermana de Varguitas y la sobrina de la tía Julia, Patricia Llosa, la verdadera manzana de la discordia. Patricia comienza a estudiar en la Sorbona y entonces Julia comienza a notar un extraño cambio en el comportamiento de Varguitas: pasa más tiempo con Patricia, van al cine juntos, cuchichean, cuando viajan ella se sienta al lado de él, en fin, señales evidentes que algo se traen entre manos. Las crisis de celos de la tía Julia se agravan hasta llegar a intentos de suicidio. Varguitas no reconoce el nuevo amor y trata que las cosas sigan como están. En ese tiempo, un avión de Air France con destino a Lima se estrella poco después de despegar, en él viajaba Wanda Llosa, la hermana mayor de Patricia, que también vivía en París con Mario y Julia. Patricia, destrozada, retorna a Lima.
Las páginas del libro son una crónica de un amor extraño (los psicoanalistas tendrían que analizar la pertinaz voluntad endogámica de Vargas Llosa) y destilan pasión, odio y revancha. Como debe ser, además.
Viven en Lima un tiempo y después deciden quemar sus naves y viajar a Europa. Primero en Barcelona, luego a París. Durante este tiempo, en la pareja, se suceden escenas comunes en la vida marital: celos, peleas, rupturas, reconciliaciones y todo desde el principio. La cosa se agrava cuando viaja a vivir con ellos la prima hermana de Varguitas y la sobrina de la tía Julia, Patricia Llosa, la verdadera manzana de la discordia. Patricia comienza a estudiar en la Sorbona y entonces Julia comienza a notar un extraño cambio en el comportamiento de Varguitas: pasa más tiempo con Patricia, van al cine juntos, cuchichean, cuando viajan ella se sienta al lado de él, en fin, señales evidentes que algo se traen entre manos. Las crisis de celos de la tía Julia se agravan hasta llegar a intentos de suicidio. Varguitas no reconoce el nuevo amor y trata que las cosas sigan como están. En ese tiempo, un avión de Air France con destino a Lima se estrella poco después de despegar, en él viajaba Wanda Llosa, la hermana mayor de Patricia, que también vivía en París con Mario y Julia. Patricia, destrozada, retorna a Lima.
Durante un tiempo la pareja vive sola y los problemas empeoran. Julia nota a Varguitas lejano, distraido y melancólico, pero éste impide siquiera hablar del tema. El tiempo transcurre y “La Ciudad y los Perros” es premiada con el Biblioteca Breve de Seix Barral. La carrera del escritor comienza a despegar. Atraviesan un breve periodo de tranquilidad y Mario le pide permiso para viajar a Lima para cotejar algunos datos del primer borrador de La Casa Verde. El permiso le es concedido y Varguitas viaja a Lima para ya no volver junto a la tía Julia. El reencontrarse con Patricia fue el detonante y el escribidor rompe su matrimonio por carta. Le pide el divorcio a su tía para casarse con su prima hermana.
Julia Urquidi queda muy dolida por el comportamiento de sus sobrinos, a los cuales acusa de no haber actuado con la honestidad debida cuando tuvieron la oportunidad. Estigmatiza a Varguitas con un egoismo digno de mejores causas. “Tenía fe en él y una gran confianza. No me equivoqué en lo literario. Como hombre me defraudó. Cuando ya su nombre empezó a ser conocido y tenía una vida nueva me excluyó. Lo anterior ya no servía. Ahora tenía que ascender con nuevas emociones y relaciones. Los sacrificios de quien tanto le había dado ¿qué importancia tenían? Eso ya no valía nada. Ya logró lo que quería. Borrón y cuenta nueva. Sólo importaba él.”
Como anécdota, con gran frescura, luego del divorcio con la tía Julia y el inminente matrimonio entre los primos hermanos, Varguitas llama a Julia a La Paz y le pide un favor: que le consiga la partida de nacimiento de Patricia en Cochabamba pues es un requisito legal ineludible para casarse.
Julia Urquidi queda muy dolida por el comportamiento de sus sobrinos, a los cuales acusa de no haber actuado con la honestidad debida cuando tuvieron la oportunidad. Estigmatiza a Varguitas con un egoismo digno de mejores causas. “Tenía fe en él y una gran confianza. No me equivoqué en lo literario. Como hombre me defraudó. Cuando ya su nombre empezó a ser conocido y tenía una vida nueva me excluyó. Lo anterior ya no servía. Ahora tenía que ascender con nuevas emociones y relaciones. Los sacrificios de quien tanto le había dado ¿qué importancia tenían? Eso ya no valía nada. Ya logró lo que quería. Borrón y cuenta nueva. Sólo importaba él.”
Como anécdota, con gran frescura, luego del divorcio con la tía Julia y el inminente matrimonio entre los primos hermanos, Varguitas llama a Julia a La Paz y le pide un favor: que le consiga la partida de nacimiento de Patricia en Cochabamba pues es un requisito legal ineludible para casarse.
Las páginas del libro son una crónica de un amor extraño (los psicoanalistas tendrían que analizar la pertinaz voluntad endogámica de Vargas Llosa) y destilan pasión, odio y revancha. Como debe ser, además.
.
Cierro el libro y no sé porqué me siento como si hubiera visto un programa de Magaly Medina.