viernes, 24 de julio de 2009

"Haiga" y los Abogados


Cada vez que oigo a alguien que dice "haiga" por "haya" me rechinan los dientes.

Puedo entenderlo cuando la alocución viene de gente que no tiene la obligación de hablar correctamente, pero cuando la malhadada palabra sale de la boca de un profesional y, especialmente, de un abogado, el inquisidor que llevo dentro se alborota y quisiera enviar al susodicho, sin proceso previo, a la hoguera. Y no es que sea un defensor puritano de la lengua castellana, pero me parece que alguien que se gana los frejoles, fundamentalmente, por su verbo -hablado o escrito- tiene la obligación imperativa de hacer un uso correcto del idioma.

Conozco casos de antología. Por ejemplo, en mi ciudad habita un famoso abogado tributarista, colorado, bien a la camioneta 4 x 4 y estudio de moda ("bufete" le llaman los huachafos), egresado de la Católica (lo cual me hace desconfiar aún más de sus egresados), que, sin empacho alguno, suelta sus "haiga" como metralleta. Cualquiera que sea su auditorio regala los "haiga" como bendiciones. Antes, cuando todavía lo frecuentaba, sentía una especie de verguenza ajena escucharlo hablar y trataba por todos los medios corteses de hacerle caer en cuenta de su error, ahora, que estoy distanciado de él (además de rústico resultó estafador) que el diablo se lo lleve junto con sus "haiga" de rigor.

En fin, cada día me siento más alejado -espiritual y socialmente- de mis congeneres abogados y más cerca de los ciudadanos de a pie que tienen la desdicha de sufrirlos.

"Parece que en la Lima actual, de población migrante de origen rural, el uso de esta forma verbal anticuada no sólo se ha conservado, sino que también se ha extendido hasta abarcar grupos socioeconómicos antes no involucrados. Y, por otra parte, la censura social se ha relajado tanto en lo que se refiere a este uso que hasta hay quienes afirman que haiga cuenta ya con la aceptación de la Real Academia. No es así, por supuesto, y no creo que lo sea en el futuro. Porque el uso que se acata como amo del lenguaje es el uso culto generalizado. Y haiga es un uso incorrecto e inculto." [Martha Hildebrant, El habla culta (o lo que debiera serlo), pág. 156]

sábado, 11 de julio de 2009

Una y muchas muertes

Me entero que el pasado 6 de julio ha fallecido Enrique Congrains Martin (1932-2009).

Autoexiliado del Perú por voluntad propia, Congrains era de esos raros casos de escritores que un día, de un momento a otro y movido por circunstancias desconocidas, decide dejar de escribir y borrarse del panorama y el mundillo literario. Alguien diría, siguendo a Vila-Matas, que era un Bartleby más, alguien a quien la vida y sus pequeñas miserias lo reclamaron a sus dominios alejándolo de la literatura.

Desempolvo mi vieja edición de "No una, sino muchas muertes" (1967) publicada en Montevideo por la editorial Alfa y vendida a precio de regalo hace ya muchísimos años, en el mercado de Jesús María, por un librero ambulante, gordo y alcohólico, quien cada vez que me veía llegar por novedades me llamaba 'camarada' y entonaba la Internacional Socialista mientras me invitaba un trago de su mortal mezcla rebajada.

Busco también -y encuentro- una vieja revista Quehacer (número 46, abril-mayo de 1987) donde, luego de 30 años de silencio sin conceder entrevista alguna, conversa con Tomás G. Escajadillo y Carlos Caldeón Fajardo sobre el Perú, la literatura, Sendero Luminoso y un variado etecétera.

Transcribo algunos fragmentos de ambas a modo de homenaje, sobretodo ahora que estamos frente a una y muchas muertes.

Del inicio de la novela:

"Precedediendo a Berta, al fin emergió del humo que cubría gran parte del basural, y poco a poco, como para reencontrarse, fue tomando contacto con las referencias habituales del paisaje: al fondo, a medio kilómetro de distancia, sobre el barranquito que daba al acequión paralelo al Rímac, la silueta del lavadero de pomos, y en el trecho que aún debían andar, en aquel restante sector húmedo, vegetal y podrido, los chanchos y los gallinazos, repartidos por toda la blanda superficie, limpiada previamente por otros hombres y animales de lo útil para las reventas y de lo provechoso para el engorde y sobrevivencia."

De la entrevista:
"Para mí el Perú se jodió el día que nos invadieron y conquistaron los españoles. Ese es mi punto de partida histórico. Pero es un se jodió temporal, absolutamente temporal. Es un jodió que justamente nuestra obligación histórica es resolverlo"
[...]
"Creo que la fuerza de Sendero no radica en su proyecto maoísta formal u oficial, sino en que renueva la revolución de Túpac Amaru. Sendero no es un grupo postizo; es un grupo que ha arraigado y está recogiendo toda la vitalidad del elemento indígena"
[...]
"Yo no creo que los problemas del Perú , los verdaderos problemas del Perú, se resuelvan por las vías legales"
[...]
"Me gustaría que hubiera un Inca, que sea representante del Estado y el representante de los peruanos, de todos los peruanos, exactamente como el rey Juan Carlos de España. Y un presidente moderno , un presidente elegido por otras vías"
[...]
"(...) el Perú criollo tenía tres alternativas frente al problema indígena, desde su punto de vista. La primera solución era el sistema norteamericano o el sistema australiano: el exterminio del indígena, captar una fuerte corriente migratoria europea y convertir al Perú en lo que más o menos es la provincia de Buenos Aires, no toda Argentina, o lo que es parte de Chile, un país más o menos blanco. La segunda alternativa era asimilar al indígena promoviéndolo. Y por último, la alternativa del cholo barato, la del indio barato. Esa fue la alternativa que escogieron, y ahora la están pagando con Sendero Luminoso"
[...]
"Dejé de escribir después de No una, sino muchas muertes, novela que nadie ha sabido entender [...] es una novela básicamente política; nadie la tomó en ese sentido: la tomaron como una novela de los basurales, del lumpen. Es una novela donde yo transmito, trato de transmitir un mensaje a la mujer (...)"

viernes, 3 de julio de 2009

Gracias Shakey


Desde siempre, Neil Young ha sido uno de mis iconos musicales y culturales obligados. Recuerdo que, cuando andaba en la universidad, en aquellas reuniones interminables de fines de semana pobladas de botellas y cigarrillos, siempre estaba presente Neil Young acompañándonos con sus canciones. Muchas veces, totalmente borrachos ya, entonábamos algunos de sus himnos en voz alta, destrozando los oidos del vecindario y de mis pobres viejos. En esas pequeñas fiestas, uno de los mayores entusiastas con Neil Young era mi viejo amigo Kaiserkeller.

Ahora que anda por Alemania estudiando cosas inintelegibles, tuvo la oportunidad de asistir por primera vez a un concierto de Neil Young y lo que sigue es una pequeña crónica de ese momento de comunión con nuestro viejo Shakey. Estoy seguro que, en algún momento de ese concierto, estuvimos presentes con él todos aquellos que, desde ese pequeño cuarto blanco perdido en Los Olivos, disfrutábamos de sus canciones y sus melodías.

"¿Se puede traducir la música? Y no sólo me refiero a los textos sino a todo el concepto musical. Eso es lo que traté de hacer el día en que por primera vez escuché a Neil Young, genio donde los haya.

Dentro del espectro musical, pocos son los músicos que crean climas distintos con sus melodías y ese ha sido siempre el caso del popular Shakey. Hace un par de semanas pude comprobarlo frente a él cuando, sin mayor parafernalia y armado únicamente con sus guitarras, se paró en el escenario y con tan sólo un parco movimiento de mano, que significaba ‘hola, aquí estoy’, inició un repaso de su extensa carrera musical.

Dar un recuento de cada tema interpretado con magistral intensidad resultaría ocioso, la experiencia Young fue apoteósica, duros y violentos riffs, cruda violencia sonora y remanso acústico espiritual, parecía que nos llevaba del paraíso al averno, ida y vuelta y sin escalas.

Cada instante ha quedado marcado en el recuerdo y gracias al portal youtube puede ser revivido de alguna manera. Nueve mil personas deseosas de escuchar a nuestro querido (anti) héroe quedaron extasiadas (y, seamos honestos, vivimos de héroes y antihéroes cada día y en Young confluyen ambos).
Desde el inicio con su rudo “hey hey my my”, pasando por el medio con el adorable “unknow legend” para llegar al final con el violento tributo “a day in the life”, en el cual Young desgarró las cuerdas, en violenta escenificación, hasta que él y su tropa se retiraron en medio de una ardiente emoción. Young no pronunció muchas palabras (es más bien parco y ese también es su estilo) pero dejó el más hondo mensaje a cada uno de nosotros. Tal como escribió muy bien un periodista al día siguiente, Neil Young no es la máxima expresión de la técnica en la guitarra pero sí es la máxima expresión del minimalismo guitarrero, y yo agregaría que la máxima expresión de honestidad musical.

Gracias Shakey."