domingo, 22 de marzo de 2009

Mañanas de Domingo

Hoy es domingo a la mañana. Por la hora debería estar durmiendo o preparándome para asistir a las clases de maestría en Gobernabilidad Democrática de la cual soy becario. También podría estar preparando el desayuno para mis tres mujeres (mi mujer y mis dos hijas), las cuales -casi literalmente- me quitan el sueño. Digo en condicional, porque en realidad no estoy haciendo ninguna de esas cosas.

Hoy domingo estoy en el aeropuerto esperando que un avión me lleve en media hora a la cálida (por decir algo amable) ciudad de Puerto Maldonado. Tengo trabajo que hacer. Me molesta irme. Dejo a mi hija mayor con sus reclamos filiales ("no pasas tiempo con nosotras" "qué buena vida") y mi mujer reprueba discretamente -y ayer no tanto- mis continuos viajes. De consuelo me llevo la sonrisa de mi hija menor desprovista aún de dientes. Me olvidé decirles como despedida cuánto las quiero.

Hasta más tarde, cuando -ojalá- pueda escribir unas cuantas líneas más, esta vez a 40 grados a la sombra.