jueves, 14 de junio de 2012

Por fin te encontré


Con las canciones me sucede algo extraño. A veces, cuando menos lo espero, al escucharlas, me revelan verdades insospechadas, cosas que, de tan obvias, uno no suele reparar en ellas. Te estallan en la cara (en los oídos, literalmente) y te aproximan a la realidad desde un ángulo que, de seguro, no habías reparado anteriormente.

Por ejemplo, sin ir demasiado lejos, es lo que me sucedió con el nuevo disco de Ismael Serrano, "Todo empieza y todo acaba en ti" (2012). Lo estoy escuchando y de pronto su guitarra comienza con los acordes de la canción que ahora viene al caso y su inconfundible voz grave y serratiana comienza a contarme una historia. Mi historia.

Esta vez la canción es para ella, de todo corazón y con el alma hecha un arcoiris. Es para ella, aunque en el fondo esté segura que jamás se la podré cantar al oído acompañado de una guitarra. Es para ella, mi candil brillando entre la nada. 


"Por fin te encontré
como un candil brillando entre la nada.
Yo era Robinson
y descubrí tus huellas en la playa.
Tanto te esperé...
Yo, Adán expulsado del paraíso.
Tú, Eva maldiciendo la manzana.
Allá donde tú viajas va mi edén.
Por fin te encontré.

Te encontré por fin,
vagando por las dunas del pasado.
Y sacié mi sed,
bebí del breve hueco de tus manos.
Tanto te esperé..
La mirada de un niño tú me diste,
la luz de un verano que había olvidado,
el temblor que trae la primera vez.
Por fin te encontré.

Ven aquí, no digas nada.
No hace falta, que la noche ya
aprendió de tus silencios
y a descifrar nuestros cuerpos.
Derrumbemos las cautelas.
Compañera estoy perdido y ya
para tener miedo es tarde.
Bendito azar es encontrarte

Yo no te busqué
y apareciste abriendo una ventana
como un vendaval
que trajo perfume a tierra mojada.
Tanto te esperé...
Yo, Adán expulsado del paraíso.
Tú, Eva maldiciendo la manzana.
Allá donde tú viajas va mi edén.
Por fin te encontré.

Ahora has de saber
que me hundo en tu mirada inabarcable,
que esta aurora trae
certezas para espantar soledades.
Tanto, tanto te esperé...
Y puede que el planeta se derrumbe
que la lumbre del mundo un día se apague
que el tiempo arruge el alma y nuestra piel,
pero yo por fin te encontré.

Ven aquí, no digas nada.
No hace falta, que la noche ya
aprendió de tus silencios
y a descifrar nuestros cuerpos.
Derrumbemos las cautelas.
Compañera estoy perdido y ya
para tener miedo es tarde.
Bendito azar es encontrarte.

Por fin te encontré,
como un candil brillando entre la nada.
Yo era Robinsón
y descubrí tus huellas en la playa."