domingo, 25 de mayo de 2008

Cell o El Apocalipsis según San King


¿Y si el fin del mundo llegara en forma de una llamada telefónica?

Cell (2006), uno de los últimos libros de Stephen King, arremete contra los aparatejos móviles que tan indispensables se han hecho en la vida diaria de la humanidad e imagina que éstos serán los transmisores de una catástrofe de proporciones apocalípticas.

El Pulso, un extraño mensaje que se reproduce y transmite por los teléfonos celulares genera en quien lo oye una regresión a los instintos más primitivos de la raza humana: la agresividad y la violencia. Es así que, un día cualquiera, de pronto y sin previo aviso, todos los usuarios de estos bichos electrónicos comienzan a atacar a sus congéneres de cualquier manera posible (manos y dientes, cualquier arma es válida) y se instala en el planeta tierra un holocausto que hace presagiar la extinción de la especie humana.

Aquellos afortunados que, al momento de la emisión del extraño pulso, no utilizaron los teléfonos celulares deben organizarse para sobrevivir de la mejor manera posible, reunidos en pequeños grupos y agenciándose de armas peregrinan en busca de sus seres queridos con la esperanza de encontrarlos sanos, salvos y normales y no convertidos en maltrechos zombies que deambulan en busca de nuevas víctimas.

A partir de allí se inicia la historia que únicamente Stephen King sabe narrar y conducir. Un pequeño grupo conformado por un dibujante de comics que desesperadamente va en busca de su hijo pequeño, un homosexual tímido y melancólico y una adolescente que tuvo que matar a su madre convertida en un zombie, unen suerte y esfuerzos para afrontar lo que parece el apocalipsis imaginado por San Juan.

Con un final de antología, por fin, luego de algunos libros fallidos, puedo encontrarme con el talento del Stephen King que me deslumbró -y aterró- desde adolescente. Nadie dice que ganará el Nobel pero las horas de suspenso e intriga solitaria se agradecen en un mundo cada vez más superficial como el nuestro.

¿Aló?

martes, 20 de mayo de 2008

Uno y El Universo


Visto desde arriba, el planeta tierra únicamente parece un punto azul muy pálido, demasiado pequeño e insignificante en comparación con la infinitud oscura que le rodea como para tomarlo en cuenta. Carl Sagan sabía esto muy bien, por eso dedicó toda su vida en tratar de descifrar los misterios que encierra el universo y así poder descubrir los secretos encriptados en nuestra humilde -y azul- morada.

El libro póstumo de Sagan (La Diversidad de la Ciencia. Una Visión Personal de la Búsqueda de Dios. Bogotá, Editorial Planeta, 2007. 286 páginas) es un buen ejemplo de la calidad de intelectual y científico que era el buen Carl. Editado por su viuda Ann Druyan (y con la cual trabajo la serie televisiva Cosmos) este libro es un conjunto de conferencias que dictó Carl Sagan en 1985, dentro del marco de las Conferencias Gifford, celebradas anualmente en Escocia (por la Fundación del mismo nombre) desde el siglo XIX con el objeto de promover y difundir el estudio de la teología natural. Se cumplia el centenario de las referidas conferencias y Carl Sagan era el invitado estelar. No defraudó.


A lo largo de 9 conferencias, Carl Sagan repasa los planteamientos principales de la astrofísica en relación con la existencia del universo, la posibilidad de su creación o su irrupción, la vida extraterrestre y la idea de Dios como creador de todas las cosas. Temas fascinantes cada uno por separado, cobran nuevas perspectivas en el enfoque creativo y desafiante de este talentoso -y por demás carismático- científico. Magnificamente ilustrado, Dios (al menos la idea que de él tenemos en occidente) parece no tener lugar en el caos estelar que puebla el universo. Sagan, con una claridad que sólo los que conocen a profundidad un tema tienen, nos va planteando interrogantes fascinantes, desafiando a cada paso nuestra racionalidad. El universo cobra coherencia -es un decir- en las palabras de este magnífico científico.

Aún recuerdo cuando años atrás leí el testamento intelectual de Carl Sagan (Miles de Millones. Obra póstuma). Recién me había estrenado de padre y velaba el sueño de mi hija, mientras me estremecía con el capítulo donde -apaciblemente- describía la feroz enfermedad que sabía que al final le ganaría la partida (Sagan murió a los 62 años víctima de una neumonía, complicación de una anomalía en el desarrollo de la células sanguíneas llamada mielodisplasia). Cerré el libro y miré a mi hija. Todo un universo por descubrir y tan poco tiempo para hacerlo.

"La historia de la ciencia -especialmente de la física- ha sido en parte el tira y afloja entre la tendencia natural a proyectar nuestra experiencia cotidiana en el universo y la disconformidad del universo con esta tendencia humana" (pág. 57)

"Ahora estamos aquí. Estamos vivos, tenemos un grado modesto de inteligencia, hay un universo a nuestro alrededor que está claro que permite la evolución de la vida y la inteligencia. Creo que se trata de la afirmación más corriente y segura que puede hacerse sobre este tema: que el universo favorece la evolución de la vida, al menos aquí" (pág.75)

"...ha ido apareciendo un Dios de los vacíos; es decir, lo que no somos capaces de explicar, se lo atribuimos a Dios. Después, pasado un tiempo, lo explicamos, y entonces deja de pertenecer al reino de Dios. los teólogos lo dejan de lado y pasa a la lista de competencias de la ciencia" (pág.86)

"...la inmensa mayoría de la especies que han existido, se han extinguido. La extinción es la norma. La supervivencia es la excepción" (pág. 88)

"Estamos atrapados en un único modelo y no tenemos imaginación suficiente para intuir siquiera otras maneras en que pueda darse la vida, cuando podrían existir miles o millones de formas" (pág.89)

viernes, 16 de mayo de 2008

Vallejo y U2


El pasado 15 de abril se cumplieron 70 años desde que César Vallejo muriera en París y sin aguacero, un viernes 15 de abril de 1938, enfermo de tristeza y de peruanidad, dejando quizás la más grande obra poética de poeta peruano alguno.

En el aniversario que pasó, como siempre, mucho fasto y ruidos, pero poquísimas nueces. Recitales, conversatorios, peregrinaciones y coctelitos. Nuestros intelectuales de siempre pontificando desde sus altares y armando y desarmando al pobre cholo Vallejo, nunca tan solo, tan alejado de sus versos como en la boca de estas estrellas de las letras peruanas ("grandísimos cetáceos"). En fin, un año más y Vallejo buscando, inútilmente, el día que vendrá.

Leo en Caretas (2022) que un verso vallejiano de "Los Nueve Monstruos" ("jamás tan cerca arremetió lo lejos") influenció a los U2. Resulta que ese verso fue el epígrafe de la novela de Sam Shepard Motel Chronicles ("never did far away charge so close") que inspiró la película de Win Wenders "Paris, Texas", filmando luego "Stay (faraway, so close)" cuya banda sonora corresponde a los irlandeses más exitosos de la música contemporánea.

Vallejo y su guitarra eléctrica. Quién lo diría.


jueves, 8 de mayo de 2008

Nirvana - Heart-Shaped Box

Los amores contrariados y la caja en forma de corazón según San Cobain.

Heart-Shaped Box


"La emoción más arraigada y más fuerte de la humanidad es el miedo, y el miedo más viejo y más arraigado es el miedo a lo desconocido"
H.P.Lovecraft

La traducción del título al castellano es horrible (El Traje del Muerto), pero aun así la primera novela de Joe Hill es una irrupción descojonante y bienvenida en el género de la novela de terror.

Heart-Shaped Box (como la oscura canción de Nirvana) narra la vida de Jude Coyne, músico de rock antes famosísimo y ahora en periodo de descanso, retirado en sus cuarteles de invierno. Mezcla de James Hetfield, Steven Tyler y Trent Reznor, Jude Coyne tiene una afición oscura: colecciona objetos macabros (cráneos de asesinos famosos, dibujos de pederastas en prisión, horcas, películas snuff y demás). Un día descubre en una página de remates en internet un aviso realmente extraño: se subasta al mejor postor un fantasma. Decide comprarlo por mil dólares y a vuelta de correo recibe una caja en forma de corazón con el traje del muerto cuyo fantasma está comprando. A partir de allí empiezan sus problemas.

Lo que descubre después Jude Coyne es que el fantasma que ronda por su casa atormentándolo y queriéndolo asesinar es Craddock Mcdermott, padre de una grouppie con quien tuvo un fugaz romance tiempo atrás y que, luego de ser rechazada por él, termina suicidándose. El fantasma ha jurado venganza y a partir de allí se desarrolla una historia trepidante, angustiosa y oscura, que –como en las mejores novelas del género- deja en vilo al lector y éste no puede despegarse del libro hasta terminarlo, robándole tiempo a todo: al descanso, al trabajo y también al amor (eso me ocurrió a mí, la semana pasada).

Su autor, Joe Hill es en realidad el seudónimo del escritor norteamericano Joseph Hillstrom King, segundo hijo de Stephen King (bien dicen que lo que se hereda no se hurta), quien decidió tomar el nombre de un sindicalista obrero norteamericano de principios del siglo pasado que murió ejecutado para presentar esta novela en sociedad. Según confesión propia quería comprobar que tan lejos podía llegar en la literatura sin la pesada carga de ser sindicado como el hijo del “rey del terror” –Stephen King- y vaya que lo logró: su novela es ya un best-seller a nivel mundial y llegó al número 80 de los más vendidos en norteamérica según el New Yok Times.

Bienvenido Joe Hill, la oscuridad te saluda.