viernes, 3 de julio de 2009

Gracias Shakey


Desde siempre, Neil Young ha sido uno de mis iconos musicales y culturales obligados. Recuerdo que, cuando andaba en la universidad, en aquellas reuniones interminables de fines de semana pobladas de botellas y cigarrillos, siempre estaba presente Neil Young acompañándonos con sus canciones. Muchas veces, totalmente borrachos ya, entonábamos algunos de sus himnos en voz alta, destrozando los oidos del vecindario y de mis pobres viejos. En esas pequeñas fiestas, uno de los mayores entusiastas con Neil Young era mi viejo amigo Kaiserkeller.

Ahora que anda por Alemania estudiando cosas inintelegibles, tuvo la oportunidad de asistir por primera vez a un concierto de Neil Young y lo que sigue es una pequeña crónica de ese momento de comunión con nuestro viejo Shakey. Estoy seguro que, en algún momento de ese concierto, estuvimos presentes con él todos aquellos que, desde ese pequeño cuarto blanco perdido en Los Olivos, disfrutábamos de sus canciones y sus melodías.

"¿Se puede traducir la música? Y no sólo me refiero a los textos sino a todo el concepto musical. Eso es lo que traté de hacer el día en que por primera vez escuché a Neil Young, genio donde los haya.

Dentro del espectro musical, pocos son los músicos que crean climas distintos con sus melodías y ese ha sido siempre el caso del popular Shakey. Hace un par de semanas pude comprobarlo frente a él cuando, sin mayor parafernalia y armado únicamente con sus guitarras, se paró en el escenario y con tan sólo un parco movimiento de mano, que significaba ‘hola, aquí estoy’, inició un repaso de su extensa carrera musical.

Dar un recuento de cada tema interpretado con magistral intensidad resultaría ocioso, la experiencia Young fue apoteósica, duros y violentos riffs, cruda violencia sonora y remanso acústico espiritual, parecía que nos llevaba del paraíso al averno, ida y vuelta y sin escalas.

Cada instante ha quedado marcado en el recuerdo y gracias al portal youtube puede ser revivido de alguna manera. Nueve mil personas deseosas de escuchar a nuestro querido (anti) héroe quedaron extasiadas (y, seamos honestos, vivimos de héroes y antihéroes cada día y en Young confluyen ambos).
Desde el inicio con su rudo “hey hey my my”, pasando por el medio con el adorable “unknow legend” para llegar al final con el violento tributo “a day in the life”, en el cual Young desgarró las cuerdas, en violenta escenificación, hasta que él y su tropa se retiraron en medio de una ardiente emoción. Young no pronunció muchas palabras (es más bien parco y ese también es su estilo) pero dejó el más hondo mensaje a cada uno de nosotros. Tal como escribió muy bien un periodista al día siguiente, Neil Young no es la máxima expresión de la técnica en la guitarra pero sí es la máxima expresión del minimalismo guitarrero, y yo agregaría que la máxima expresión de honestidad musical.

Gracias Shakey."

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