lunes, 18 de mayo de 2009

METALLICA: Oberhausem, mayo 16, 2009

De todos los conciertos que alguna vez quisiera ver en Lima, sin lugar a dudas, el de Metallica ocupa el primer lugar. Cómo olvidar que la energía y potencia de su música fue un refugio cuando la adolescencia infundía miedos y temores y uno necesitaba algo con qué identificarse. Luego, pasados los años y crecida la panza, seguimos agitando los pies y la escasa melena que queda cuando oimos algunas de sus clásicas canciones (hace algunos años, con mi mujer, nos quedamos hasta las 5 de la mañana en el Kamikaze cusqueño únicamente por bailar Whiskey in the Jar, la inmejorable versión de Metallica del clásico de Thin Lizzy).

Nuestro querido amigo Kaiserkeller, perdido desde hace años en tierras germanas, nos envia la siguiente crónica, a modo de colaboración, sobre el concierto de Metallica en Alemania y su particular experiencia.

“Recuerdo era el año 1988 cuando un amigo me prestó un casete de la época conteniendo dos temas que me hicieron ver distinta la música de aquel entonces, los temas en mención eran Whiplash y Motorbreath de un disco directo y sin concesiones llamado Kill´ em all, así es: estoy hablando de Metallica. A partir de aquella época empecé a seguirles el paso y entre grandes obras y algunas críticas posteriores, siempre seguí escuchándolos con deleite.

Luego de mucho tiempo, por fin, el momento de confrontar la dimensión de su música llegó. El lugar: Oberhausem, Alemania; la fecha: el pasado 16 de mayo. Ese día quedará en mi recuerdo pues estuve frente a los 4 grandes del thrash, frente a Metallica. La banda ya madura (en el mejor sentido de la palabra) y super experimentada rompería los fuegos aquella noche.

Dos previos calentarían el ambiente del König-Pilsener-Arena de Oberhausem, dos grupos que a decir verdad no los conocía pero que a la gente del bastión metal los remecía. Primero, a las 7 de la noche, hizo su aparición "Machine Head", una banda con base de heavy setentero y, la segunda, alrededor de las 8, "The Sword", una agrupación de metal total que hizo vibrar a gran parte del estadio, en mi caso, cuando tocaron un cover de Iron Maiden, la clásica "Hallowed be my Name", y para despedirse, tocaron un tema suyo para el cual invitaron a su amigo de años James Hetfield, así es, ese fue el primer encuentro con el ya mítico vocalista de Metallica, él subio al escenario, saludó a todos, y armado con su guitarra, participó con el referido grupo, tocaron como muchachos que gozan la música en un garaje o en su cuarto y se despidió con un hasta luego.

Metallica se hizo esperar, siendo las 9 y 25 de la noche el escenario circular se oscureció y se escucharon los toques del clásico tema de Ennio Morricone: "Ecstasy of Gold", la introducción que siempre usa Metallica al inicio de sus conciertos, ese tema transportó a todos de inmediato y desbordó la emoción de cada uno. De pronto, en el escenario, los 4 jinetes, ataviados de sus instrumentos, rompían los fuegos de la noche con dos de sus temas del nuevo álbum "That was just your life" y "The end of the line", sin embargo, en el fondo, todos esperábamos los clásicos de siempre, como sucedió después, así, unos minutos después, empezaban los acordes de "One". A estas alturas, la emoción ya era envolvente y la parafernalia del mismo recreaba un escenario de guerra con lenguas de fuego y balas, cuyas trayectorias eran marcadas por los rayos láser.

No quiero hacer un recuento canción por canción porque resulta casi imposible descibir ese espectáculo, pero sí queda claro que la intensidad del concierto fue algo para mí insospechado, nunca habia presenciado un concierto con tal fuerza, Metallica entonó himnos como "Master of Puppets", "Damage Inc.", "Seek and Destroy", "Nothing else Matters", “Sad but True", etc.

Luego de las más de dos horas de alto voltaje, comprobé que los cuatro jinetes del metal son no en vano los dioses del género. James Hetfield es un tío en permanente contacto con el público, Hammet, el guitarrista nato de una banda, Rob Trujillo, simplemente imponente como se desplaza en el escenario tocando el bajo y Lars, cerebro de la banda, un director de orquesta con todos los años de trajín rocanrolero. Simplemente cuatro profesionales de la música y de forma de ser bastante carismática.

El concierto se cerró luego que regresaran a pedido del público y regalaran tres temas más, cerrando con "Seek and Destroy", así despedía Metallica la noche.

Entonces, un ejército enfundado en sus polos con los logos de la banda se empezaba a retirar del estadio, esperando, tal como dijo Hetfield, pronto volver a vernos. Metallica, I´ll see you again!"

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