viernes, 13 de febrero de 2009

En Defensa de Tom Waits (a propósito de San Valentín y Christmas Card from a Hooker in Minneapolis)

La verdad sea dicha: Tom Waits (EE.UU, 1949) es un inmenso compositor e intérprete -quizás el último de los auténticos salvajes- de esos que escuchas y -como el perro de Pavlov- comienzas a salivar instintivamente buscando una copa y un cigarrillo.

Sin embargo, desde que lo descubrí, he escuchado opiniones divididas sobre este magistral crooner: desde que es un tremendo fiasco, un cantante de moda para intelectuales aburridos, de esos que con solo ponerlos en los playlist aumentan el prestigio de tu Ipod, hasta que su voz se parece a la de Dios si éste alguna vez se fuera de bares y putas y tuviera un piano al frente.

Definitivamente pertenezco a la legión de estos últimos, para quienes Waits no hace más que musicalizar el fracaso de los seres humanos (el amor también lo es, aunque nos guste la idea de lo contrario), convirtiendo en canciones la desazón y las historias tristes con finales siempre infelices. La senda del perdedor, que le dicen. Tom Waits posee una voz cargada de alquitrán y alcohol que la hace inconfundible, una voz rasposa, invasiva, estremecedora.

Claro que existen muchos Waits y aquel que grabó el magistral disco inaugural Closing Time (1973) no es igual al de Orphans (2006). Mucha agua y experimentación ha corrido bajo el puente. Cada fiel seguidor de Waits, de seguro, tendrá sus preferencias y su panteón privado. Personalmente me quedo con su primera época, la de sus primeros discos (pienso en The Heart of the Saturday Night, Small Changes, Blue Valentine, por ejemplo), donde Waits juguetea con su voz y pasa del jazz más ácido al blues más desgarrador. Este es el Waits que me deslumbra, al que siempre vuelvo y que defiendo con whisky y cigarrillos.

(Siempre guardo con cariño los dos primeros discos de Waits que compré en una rebaja en el FNAC de Madrid, pues me hacen acordar a esa hermosa ciudad mucho más que cualquier foto o postal que traje de vuelta)

Mañana 14 de febrero me volveré a alejar de huachaferías sonoras, pondré algunos de mis viejos discos de Waits (el Closing Time o The Heart... serían una buena elección), serviré dos copas de ron, mandaré a las niñas a dormir temprano y me consideraré afortunado si mi mujer decide bailar conmigo.

I HOPE THAT I DONT FALL IN LOVE WITH YOU
Well I hope that I don't fall in love with you
'Cause falling in love just makes me blue,
Well the music plays and you display
your heart for me to see,
I had a beer and now I hear
you calling out for me
And I hope that I don't fall in love with you.

Well the room is crowded, there's people everywhere
And I wonder, should I offer you a chair?
Well if you sit down with this old clown,
take that frown and break it,
Before the evening's gone away,
I think that we could make it,
And I hope that I don't fall in love with you.

Now the night does funny things inside a man
These old tomcat feelings you don't understand
I turn around and look at you, you light a cigarette
Wish I had the guts to bum one, but we've never met
And I hope that I don't fall in love with you

I can see that you are lonesome just like me,
and it being late, you'd like some some company,
Well I've had two, I look at you,
and you look back at me,
The guy you're with has up and split,
the chair next to you's free,
And I hope that you don't fall in love with me.
And I hope that you don't fall in love with me.

Now it's closing time, the music's fading out
Last call for drinks, I'll have another stout.
Turn around to look at you,
you're nowhere to be found,
I search the place for your lost face,
guess I'll have another round
And I think that I just fell in love with you. (Closing Time, 1973)


The Heart of the Saturday Night, quizás el mejor disco del maestro

1 comentario:

Marcelo dijo...

a propósito de Blue Valentine, es la primer canción que puso a llorar a mi hija de 7 años.