martes, 19 de febrero de 2008

Verde que te quiero Verde

Desde arriba, los alrededores de la ciudad de Puerto Maldonado parecen recubiertos por un gran manto verde. La selva se presenta en toda su extensión y majestuosidad y un gran río (la serpiente de oro, como la llamaba Ciro Alegría) la recorre siguendo extrañas formas sinuosas. Todo está cubierto de árboles y vegetación. Sin embargo, existen ya, por aquí y allá, grandes zonas deforestadas, como inmensos y feos parches en el rostro verde de la selva. La llegada del hombre y la civilización que le dicen.

Abajo ya es otra historia. Fuera del avión un agresivo vaho de aire caliente se mete en los pulmones y el bochorno toma forma de sudor a chorros. El mínimo esfuerzo es inconcebible e incluso quedarse inmóvil es un mal negocio. La ciudad y sus 35 ºC a la sombra nos dan la bienvenida. Y es que en Puerto Maldonado uno no suda, se derrite.

No es la primera vez que arribo a esta tropical ciudad y siempre lo he hecho por motivos laborales. Hace algunos años pasé incluso un mes trabajando aquí y en ese tiempo pude conocer el Lago Sandoval (perteneciente a la Reserva Nacional del Tambopata y donde –a pesar de las admoniciones de los lugareños- me bañé rodeado de nutrias y bufeos colorados) y admiré la vetusta majestuosidad del Fitzcarrald, enorme lancha varada en medio de la nada y cubierta de espesa vegetación, conservando intactos los recuerdos de la filmación del alemán Werner Herzog y el malgenio de Klaus Kinski.

Esta vez –felizmente- sólo es un viaje relámpago de 03 días y -antes que el calor empiece a sofocarme e imagine imposible escapar de este gran horno verde- ya estoy de vuelta.


1 comentario:

Javier Murillo dijo...

Renzo, buen blog, recién lo leo y me parece muy bueno. Yo también tuve la oportunidad de visitar Puerto Maldonado. Exactamente dos veces. La primera cuando era aún muy chico y me acuerdo por videos de los animales que observe. Luego, ya más grande, pude ir al lago Sandoval al cual se llega caminando tres kilometros y después en bote. Observamos las famosas nutrias de rio que son muy dificiles de ver según lo que nos comentaron. Ya, en el "lodge" observamos guacamayos y arañas gigantes. Toda una nueva experiencia para mi familia y yo. Pasando a otro tema, según lo que investigue en la U, Fitzcarrald es un varadero que se descubrió en el siglo XIX por Carlos Fermín Fitzcarrald, un empresario Cauchero a inicios de la republica. Además, una región de la selva profunda también lleva su nombre. No sé si te refieres a aquel "Itsmo" al decir Fitzcarrald. Al margén de eso, Compartó tu opinión de que la selva es linda pero muy calurosa...