domingo, 10 de febrero de 2008

Mientras Escribo

Stephen King sigue siendo una mala palabra para la mayoría de mis amigos. Y eso es bueno.

Hace algunos años, estuvo a punto de morir a causa de un accidente automovilístico, del cual salió no muy bien librado y esa experiencia le llevó a escribir “Mientras Escribo”, una obra que va a caballo entre la autobiografía y las reflexiones, bastante lúcidas, por cierto, sobre el acto de enfrentarse a la pàgina en blanco.

Para todos aquellos que aún no lo han leído y para todos aquellos que sienten la tentación de empuñar la pluma podría ser un buen comienzo.

Políticos, beatos y tecnócratas favor abstenerse.

“El acto de escribir puede abordarse con nerviosismo, entusiasmo, esperanza y hasta con desesperación (cuando intuyes que no podrás poner por escrito todo lo que tienes en la cabeza y el corazón). Se puede encarar la página en blanco apretando los puños y entornando los ojos, con ganas de repartir ostias y poner nombres y apellidos, o porque quieres que se case contigo una chica, o por ganas de cambiar el mundo. Todo es lícito mientras no se tome a la ligera. Repito: no hay que abordar la página en blanco a la ligera.
No te pido que lo hagas con reverencia, ni sin sentido crítico. Tampoco pretendo que haya que ser políticamente correcto o dejar aparcado el humor (¡ojalá lo tengas!). No es ningún concurso de popularidad, ni las olimpiadas de la moral; tampoco es ninguna iglesia, pero joder, se trata de escribir, no de lavar el coche o ponerse rímel. Si eres capaz de tomártelo en serio, hablaremos. Si no puedes, o no quieres, cierra el libro y dedícate a otra cosa.
A lavar el coche, por ejemplo”

Stephen King, Mientras Escribo

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