jueves, 22 de enero de 2009

El chato y sus preguntas

El chato César Hildebrandt (Lima, 1949) ha sido un rara avis en el periodismo peruano, tan acostumbrado a los hueleguisos, mermeleros y vientres de alquiler de siempre que pululan en las redacciones y sets de televisión. En nuestro país la pluma de un periodista se puede alquilar al mejor postor y a menudo dicha profesión resulta ser una atractiva fuente de financiamiento para salir del subdesarrollo del bolsillo. En ningún lugar como en esta porción de tierra resulta certera aquella huachafa frase que dice "El periodismo puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios" (evidentemente que lo cierto suele ser lo segundo). Sin embargo, hay honrosas excepciones. Y el chato Hildebrandt parece ser una de ellas (y digo 'parece' porque uno nunca sabe o mejor dicho -Dr. House dixit- 'todos mienten' ).



No se debe creer, sin embargo, que el chato Hildebrandt es un ásceta o el inmaculado ejemplo a seguir. Nada de eso. Con una egolatría que supera ampliamente su tamaño comete, quizás, el peor error en que puede incurrir un intelectual (o aquél que 'cree' serlo, que de éstos hay muchos y de todos los pelajes): creer ser el elegido, el unigénito de las letras, el non plus ultra del periodismo. Tales han sido sus disfuerzos que se ha granjeado la enemistad manifiesta de muchos que pululan en su mismo ámbito (léase al efecto la novela 'El Enano' de Fernando Ampuero, una deliciosa mentada de madre en tono narrativo).



Hay, también, otros defectos. La única incursión narrativa del Chato Hildebrandt ha sido infeliz. La novela Memoria del Abismo (1994) resultó siendo un mamotreto difícil de digerir, enrevesada y aburrida (aun recuerdo cuando la leí: joven, solidario y entusiasta traté de encontrarle alguna virtud -eso al menos le debía al chato-. Lamentablemente no encontré ninguna).



Sin embargo, lo que en este post nos convoca es otra cosa. La segunda edición (editada por Tierra Nueva, una pujante editorial loretana) de su libro Cambio de Palabras, una antología de sus mejores entrevistas realizadas para la revista Caretas, allá por los años '80 (dicen que la edición original de Mosca Azul es imposible de conseguir). En este varipinto reparto desfilan todos: políticos (Haya de la Torre, Velasco, Jorge del Prado, Alfonso Barrantes, etc), historiadores y sociológos (Pablo Macera, Julio Cotler), novelistas (Borges, Cortázar, Vargas Llosa, Juan Gonzalo Rose). Sin duda alguna las entrevistas más interesantes son aquellas que se realizan a los escritores y poetas (siempre ellos tienen cosas interesantes que decir) y las más aburridas son las de los políticos (siempre ellos carecen de cosas interesantes que decir, preocupados como están en justificar su mirada al ombligo).

En fin, siempre es una buena noticia tener de vuelta al chato Hildebrandt (al menos en lo que sabe hacer).



1 comentario:

El Puñalón dijo...

Es una gran reedición!!, la entrevista con la que más me divertí fue la que le hizo al ex ministro de hacienda (durante Prado) y ex Director del diario la Prensa: Pedro Beltrán, el chato lo arrincona a tal punto que le saca de sus casillas. También está la de Chirinos Soto; como se sabe el feo era un tipo muy culto, pero un arribista y comechado político que quedó mal parado ante los jap y los ganchos que le lanzaba el chato. De Haya!!! pues hanz tuvo mucha razón cuando dijo que sólo dos de sus ideas estaban vigentes.

La novela del chato es insufrible, tan insufrible que nunca me quedé con tu libro y te lo devolví. Es mejor columnista, pero "másmejor" entrevistador.

Saludos!!!