La muerte en Bagua celebra la ineptitud de los políticos. Ha reclamado para sí vidas de ambos bandos. Por un lado, policías pagados con un sueldo miserable que no saben porqué dejan su sangre y sus anhelos regados en el piso. Por el otro, indígenas secularmente olvidados por el Estado y llevados a una confrontación inútil por obra y gracia de los politiqueros de siempre.
Al final, la muerte de pie y aplaudiendo, feliz.
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