domingo, 2 de marzo de 2008

Los Libros Prestados


Uno tiene que ser muy amigo de otro para prestarle un libro*.

Una de las razones principales es que quizás jamás volvamos a ver a nuestro querido libro y eso únicamente se lo perdonamos a un buen amigo.

Una considerable parte de mi biblioteca anda desperdigada por aquí y allá, entre amigos muy queridos pero que jamás devuelven los libros prestados (¿sí o no No Future, Puñalón y Kaiserkeller?). A algunos ya me resigné a no volverlos a ver -lo siento, espero que sean felices en su nuevo hogar- a otros, aun guardo la secreta esperanza de organizar una incursión armada a bibliotecas ajenas y recuperarlos a sangre y fuego, cueste lo que cueste -la esperanza es lo último que se pierde-.

El hecho es que hace algunos meses conocí por estas tierras a un compañero de estudios de las épocas universitarias. Es de unas cuantas promociones anteriores a la mía y por eso no nos conocimos formalmente en la universidad (era imposible en esa facultad de derecho, con tres turnos de estudios y miles de viandantes de aquí para allá). Sin embargo, estuvimos cerca por amigos y empresas comunes: participó en la heroica empresa de sacar adelante 'El Jurista' (una de las primeras revistas serias de nuestra facultad) y también conformó uno de los primeros grupos -dinosaurios les llamábamos- que intentó hacer de nuestra facultad una verdadera universidad. Rosendo se llama y es el único tributarista honesto y leído que conozco.

Rosendo me prestó hace unas semanas un libro interesante sobre el día a día de la Segunda Guerra Mundial** y sobre cómo ese conflicto desató un duelo mental -acaso más poderoso y con decisivas consecuencias- entre los líderes de las potencias mundiales envueltos en la guerra: Churchill, Roosevelt, Hitler y Stalin. Como casi nunca antes el mundo fue un inmenso tablero de ajedrez y estos 4 personajes entablaron una feroz partida donde se jugaron el todo por el todo.

La pregunta es: ¿devolveré el libro prestado?

* No aconsejo la adolescente técnica de prestar libros a la chica que nos gusta, generalmente nunca los leerá y terminarán arrumados con la ropa sucia y los periódicos viejos.

** BERTHON, Simon y POTTS, Joanna (2007): Amos de la Guerra. 1939-1945. El Corazón del Conflicto. Bogotá, Ediciones Destino S.A. 487 páginas.

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