"Sólo hay un tipo de Blues,
el que nace de un hombre y una mujer"
El fin de semana pasado, después de mucho tiempo, pude mandar todo al carajo y repantigarme en mi cama a hacer una de las cosas que más me gusta (después del sexo, claro está): ver películas. Es así que, provisto de unas latas de cerveza bien helada y con el ánimo dispuesto a no encontrarle tres pies al gato, encendí el aparato de DVD y me dispuse a disfrutar.
La película en cuestión se llama "Black Snake Moan" (2006) y la compré sin muchas esperanzas -por cuatro soles- en algún centro comercial perdido fuera de la ciudad. El hecho de ver a Christina Ricci con poca ropa y varios kilos de menos era un buen aliciente.
Sin embargo, la película resultó una agradable sorpresa, de esas que te salvan el domingo y te dejan lleno de preguntas durante todo el resto del día.
Bajo la dirección y el guión del norteamericano Craig Brewer, la trama narra una historia rara de culpa y redención, teniendo como telón de fondo un pequeño pueblo de Tennesse, al sur de Estados Unidos.
Con una inmejorable banda sonora (blues del bueno), la película nos trae de vuelta y en muy buena forma a unos inmejorables actores: Samuel L. Jackson como el atormentado ex-bluesmen venido a menos que atraviesa una crisis existencial por el abandono de su mujer (dicen que tuvo que aprender a tocar la guitarra para este papel) y a ese tremendo par de ojos llamado Christina Ricci, quien se despercude de los tontos papeles adolescentes que le endilgaron años atrás y encarna a una ninfómana perseguida por su demonios internos que -literalmente- arrasa con todos los hombres del pueblo (Dios, lo que daría por ser su víctima).
Altamente recomendable, la película es una larga canción sobre el desamor y el amor, sobre la culpa y la redención. Sobre la vida misma. Tan igual que un viejo blues.
1 comentario:
oe, pago mis impuestos al estado y tú te dedicas a ver tus peliculitas....
Lenny Forever
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