El gran inquisidor del Vaticano, el cardenal Santoro di Santa Severina, leyó el papel con ceño fruncido y gran circunspección. Los cargos que sustentaban la acusación de herejía sumaban ocho, entre los cuales estaba la afirmación que la transustanciación del pan en carne y el vino en sangre era falsa, así como la creencia que nadie podía nacer de una virgen y la convicción que vivimos en un mundo infinito dentro del cual existen innumerables mundos en los que criaturas como nosotros podían rendir culto a su propio Dios.
Giordano Bruno era una sombra. Tras 8 años encerrado en las mazmorras de la inquisición vaticana, y sometido a toda clase de torturas físicas y sicológicas, era un milagro que siguiera en pie. Sin embargo, al oír la acusación y la sentencia a muerte entre las llamas y preguntado si tenía que decir algo al respecto, su ronca voz escupió con gran indignación: “Maiori forsan cum timore sententiam in me fertis quam ego accipiam…”(El miedo que sienten al imponerme esta sentencia es mayor al que siento yo al aceptarla)… La sala hizo silencio y los cardenales presentes callaron como la iglesia a la cual representaban. Era el 8 de febrero del año 1600 y a Bruno le quedaban menos de 11 días de vida.
8 comentarios:
Mmm, vamos a ver cuanto has resucitado Giordano Bruno, cuan vivo estas... Espero q nos entretengas y q la indisciplina no se apodere de ti como lo ha hecho por tanto tiempo; si no te caeran comments invazores...
....mmm..saliendo a la luz pública...
no entendí nada
bueno espero que hables tambien de las almorranas que se te han formado y que según comprobé en mi ultimo viaje al cusco son de larga data, igual te quiero marras!!!
bienvenido a la blogosfera!!!
ese se acuchillaba con lenny!!!
aburrrriiidiissssiiiimmoooo
Nadie dijo que el saber era divertido...Otro más para la hoguera.
Hermano terrible, grato saber de ti, espero la saga completa..
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