domingo, 6 de abril de 2008

Arde Madrid

El dos de mayo de 1808 -hace casi ya 200 años- todo Madrid ardió en una vorágine de sangre, cólera y verguenza. Cansados de ver a los franceses ocupando su ciudad, despreciándolos y cometiendo excesos de toda laya, el populacho madrileño -hombres, mujeres y niños- armados únicamente de navajas, pistoletes, tijeras y viejos arcabuces salieron como posesos a las calles a atacar a las fuerzas imperiales de Napoleón, en un día donde la furia, la ira y la cólera dieron cuenta de 2,500 soldados y oficiales imperiales, el mejor ejército del mundo conocido.

¨Un Día de Cólera¨ es el último libro de Arturo Perez-Reverte (Lima, Alfaguara, 2007, 401 páginas) donde recrea los sucesos de aquel dos de mayo de 1808. Decir novela no es exacto, pues más bien es una crónica histórica, un reportaje donde el narrador es neutral y hace participar al lector de las correrías de los actores aquel día (más de 300 personajes, con nombres y apellidos y suerte definida al ocultarse el sol): sus miedos, sus emociones, sus heroicidades y sus cobardías.

Con este libro, a caballo entre la historia y la ficción (novela reportaje, le llaman) Perez-Reverte quiere saldar algunas cuentas ahora que se acerca el bicentenario de aquella revuelta. La primera cosa que queda clara al terminar el libro -uno de los mejores de la producción revertiana, dicho sea de paso- es que lo acontecido aquel dos de mayo de 1808 no fue un acto de patriotismo masivo del pueblo madrileño guiado por su ejército, ni fruto de una conspiración estudiada ni razonada. Nada de eso. Aquel día todo fue espontáneo, el populacho cabreado que salió como loco a degollar franceses no pensaba en la patria ni mucho menos, simplemente estaba harto de los "gabachos" que manoseaban sus mujeres y se bebían su vino sin pagarlo y lo demostraron. Aquellos coraceros franceses, encima de sus corceles briosos, simplemente no podían creer la furia con que aquellas navajas, aquellas tijeras de sastre o cuchillos de destazar pescado buscaban sus cuellos para degollarlos, luego de despanzurrar a sus caballos. Herreros, sastres, panaderos, pescadores, delincuentes, putas y rufianes, la chusma en suma, el pueblo bajo e ignorante, en la calle o desde los balcones arrojando macetas, dieron cuenta de aquellos incrédulos franceses que morían destazados por muchedumbres enloquecidas.

Los aristócratas e intelectuales madrileños aguardaban en sus casas el resultado de las batallas callejeras (muchos de ellos deseando fervientemente que los franceses al mando de Murat pusieran término a la revuelta del populacho), el ejército español aguardaba en sus cuarteles el desenlace, sin municiones y entregado al mando francés. Existe una sola excepción: los capitanes de artillería Pedro Velarde y Luis Daoiz (uno consumado patriota y el otro frío y racional, pero ambos cansados de ver como masacraban los franceses al pueblo desarmado) y el teniente Jacinto Ruiz, sublevan el Parque de Artillería de Monteleón, entregan armas a los civiles y generan una feroz resistencia, hasta que son aplastados por dos batallones de soldados imperiales al mando del general de brigada Joseph Lagrange.

Un Día de Cólera es un libro documental. El narrador utiliza un lenguaje frío y distante, directo, sin adjetivos. Aquí no hay héroes, ni heroísmo ni épica. Aquí solo hay un pueblo encolerizado y furioso, dispuesto a morir y matar, y un día propicio.

"El Dos de Mayo de 1808 o la Carga de los Mamelucos" de Francisco de Goya y Lucientes describe la ferocidad de las luchas callejeras entre el populacho de Madrid y los soldados imperiales.


"Los Fusilamientos de la Montaña del Príncipe Pío o los Fusilamientos del Tres de Mayo" de Francisco de Goya y Lucientes, describe la represión francesa contra los que participaron -en calidad de participantes o de simples sospechosos- de la revuelta el 2 de mayo de 1808.

2 comentarios:

keiner dijo...

está situada la historia durante el primer imperio napoleónico y la casi anexión de Espana??

Renzo Ortiz dijo...

En efecto, mi estimado Keiner, el libro de Perez-Reverte está ambientado en el inicio de la guerra de Independencia Española que enfrentó a esta nación con las fuerzas napoleónicas del Primer Imperio Francés.
A raíz del Tratado de Fontainebleau, algunas ciudades españolas fueron ocupadas por tropas napoleónicas so pretexto de un plan conjunto para invadir Portugal, sin embargo, secretamente el motivo era otro: derrocar el rey y hacerse de España. La dinastía borbona -a pesar de ser una de más ineptas, ineficientes y corruptas a decir de Perez-Reverte- fue defendida por el populacho el 02 de mayo de 1808.
Un abrazo hereje,