Sobre esto quería escribir hace muchos días. Desde que descubrí por casualidad el esperpento.
American Idol es un programa gringo de buscatalentos, una verdadera mina de oro gracias a anodinos seres humanos que, sentados frente al televisor, convierten en super estrellas a otros seres igual de anodinos (el vecino de al lado, la mesera de la fonda, el grifero de la esquina) gracias a sus hábiles cuerdas vocales. La cosa va más o menos así: soy un descerebrado que busca fama y pienso que canto bien y tengo jale y personalidad, entonces paso por un multitudinario casting y después de desgañitarme y hacer el ridículo frente a tres jurados (y decenas de millones de personas que me ven por tv) me van seleccionando hasta que tengo que competir con los demás descerebrados que al igual que yo buscan ganar fama, reconocimiento y, de paso, el bendito concurso. Si tengo suerte y semana a semana encandilo a los bobos que alucinan conmigo desde el otro lado del televisor, entonces gano el concurso y miles de dólares, amén de grabar discos que serán escuchados únicamente en los supermercados, consultorios de dentistas y ascensores.
Hasta ahí todo bien. Los seres humanos son estúpidos por naturaleza y contra eso no se puede hacer mucho. El problema es que hace dos semanas, zapeando por el cable, aburrido y sin ganas de nada, me encuentro de pronto a estos insípidos concursantes gringos masacrando -como si nada, así por así- las canciones de los maestros de Liverpool, los Beatles!!!!!!!!!!!
Carajo! me dije, debe ser un signo de los últimos tiempos, una señal que anuncia que el fin del mundo está cerca. Las versiones -salvo alguna contadísima excepción- más que malas eran horribles. Las canciones eran cantadas sin sentimiento alguno, casi por cumplir, para salir del paso apurándolo; incluso había varios de estos mozalbetes rosados e insípidos que reconocían haber escuchado por primera vez esas canciones en los ensayos para cantarlas (¿?) (deberían haber escuhado las versiones que, después de un par de botellas de ron, hacíamos con el inefable Keiner). En fin, una afrenta a los seguidores de tal descomunal banda, un escupitajo en la historia del rock & roll.
Ignoro a quién diablos se le habrá ocurrido la idea de vender el catálogo de los Beatles al referido programete (el tío Macca a la vejez anda haciendo huevadas), pero poca gloria le reporta a esas inmortales canciones el desgraciado talento de los concursantes del programa de marras.
Por mi parte, luego de maldecir en cinco idiomas tal barrabasada, corrí a desempolvar mi vieja colección de discos de los maestrasos de Liverpool y los volví a escuchar una y otra vez. A manera de desagravio.
Los fab four y American Idol, una relación contra natura.
2 comentarios:
Suscribo lo que hereje ha publicado una afrenta, por estos lares también se puede ver esas mismas idioteces con auditorios atestados de estupidos. En fin, salvo contadas excepciones en la historia, el ser humano es un idiota.
Moko es Pol Potssss....
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