Ser padre a la distancia es un oficio complicado, sobretodo para aquellos que estamos acostumbrados a que el día a día nos marque la pauta de esta extraña vocación.
Hace nueve años me estrené en tal alto oficio con Paz y hace casi tres vino Mikaela a revolucionar mi vida. Ambas, en conjunto y por separado, constituyen las razones fundamentales de mi existencia y, a veces, suelen darme -de improviso- las mejores lecciones de humanidad que haya podido recibir en este complicado mundo que nos ha tocado vivir.
También, a veces, con ellas, solemos jugar un juego inconsciente y extraño: yo me convierto en su hijo y ellas me cobijan, me reprenden y me enseñan el buen camino entre lágrimas, sonrisas y abrazos.
Por diversas circunstancias, hace tres meses que vivo lejos de ellas y me declaro absolutamente incapaz de ser padre un par de horas a la semana. Sin embargo, con paciencia y amor, trato de hacer mi mejor esfuerzo. A veces, también, la vida nos pone a bailar una canción que detestamos.
Ser papá es díficil pero se aprende.
1 comentario:
por lo menos estas bailando y no te quedaste sentado.
Ya te sigo.
Saludos
Publicar un comentario