Quizás se deba a los días de ausencia. Quizás al tiempo pasado fuera de casa. Quizás a este terrible, puntual y marcial dolor de estómago. Quizás a que regreso de Tacna, cuna del poeta Juan Gonzalo Rose. Quizás a todo esto y quizás a ninguna cosa, simplemente porque sí. El caso es que me acuerdo del breve pero inmenso poema de Juan Gonzalo, a quien le bastó únicamente un par de versos para revelarnos una verdad inconmensurable como nuestra enorme ciudadela:
"menos belleza, Padre, y más sabiduría".
Machu Picchu, dos veces
me senté en tu ladera
para mirar mi vida.
Para mirar mi vida
y no por contemplarte,
porque necesitamos
menos belleza, Padre,
y más sabiduría.
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