Sin embargo, hoy no quiero hablar de ellos. No valdría la pena. No. Hoy quiero hablar de un extraño -y feliz- descubrimiento. No todo es canícula y sopor en este aletargado verano limeño. A veces un libro te puede reconciliar con la vida y con tu profesión. O con ambas. Se trata del alemán Ferdinand Von Schirach. Abogado. Criminalista. Y escritor.
Encuentro su segundo libro "Culpa" (Salamandra, 2012) en el escritorio de Gustavo (otro abogado). Lo ojeo, intrigado. Encuentro un epígrafe de Aristóteles ("Las cosas son como son") y no necesité nada más. Hay amor a primera vista. Lo busco en librerías y cuesta encontrarlo. En Crisol me asaltan con sesenta soles pero los pago gustoso. Me voy a Cerro Azul y a las seis de la mañana frente al mar (muriéndome de frío, dicho sea de paso) lo leo de un tirón. Tremendo libro. Tremendo abogado. Tremendo Escritor.
Después me entero de algunas cosas. Que Ferdinand Von Schirach nació en Munich, en 1964. Que estudió Derecho en Bonn. Que su abuelo fue Baldur Von Schirach, descendiente una rancia aristocracia prusiana y nazi convicto y confeso, condenado a prisión en Nuremberg. Que su primer libro "Crímenes" (Salamandra, 2011) fue bestseller en Alemania durante un año y ha sido traducido a más de treinta idiomas. Que no le gusta dar entrevistas y menos hablar de su abuelo nazi. Que no está en Wikipedia. Que en un relato suyo, para resolver el asesinato, el comisario aconseja seguir el dinero o el esperma. Que dice cuando le preguntan por sus libros: "todo el mundo tiene un lado oscuro y otro luminoso".
Baldur Von Schirach, abuelo de escritor, con las juventudes hitlerianas |
Tanto "Crímenes" como "Culpa" son recopilaciones -ensalzadas y revueltas por la magia de la literatura, hay que decirlo- de los más de setecientos casos verdaderos que Von Schirach ha patrocinado como abogado criminalista. Son pequeños relatos escritos con una prosa austera y sobria. Imparcial. No se juzga. No se absuelve o se condena. Simplemente se exponen los hechos. Y también las sensaciones. Los seres humanos son diseccionados en toda su miseria (y también en todo su esplendor) en estas pequeñas historias. He aquí un abogado que realmente vale la pena.
"Yo cuento las historias se asesinos, traficantes de drogas, atracadores de banco y prostitutas. Todos tienen su historia y no son muy distintos de nosotros. Nos pasamos la vida danzando sobre una fina capa de hielo; debajo hace frío, y nos espera una muerte rápida. El hielo no soporta el peso de algunas personas, que se hunden. Ése es el momento que me interesa. Si tenemos suerte, no ocurre nada y seguimos danzando. Si tenemos suerte" (Crímenes, prólogo)