“El joven estudioso estrecha el libro contra su pecho mientras se abre paso entre la multitud. El Campo dei Fiori está abarrotado; es un año jubilar y Roma rebosa de peregrinos, pedigüeños y carteristas. Él avanza lento ignorando a los vendedores que le tiran con fuerza de la manga. Días antes una pequeña noticia había llamado su atención en una publicación local. Se iba a ejecutar a un monje dominico de Nola que había agotado la paciencia y la buena voluntad de las autoridades. El estudioso suspira. Se le encoge el corazón ante la expectativa. Aún no ha pasado un siglo desde la muerte de Leonardo pero la ilustración se ha desvanecido tanto que parecen haber transcurrido eones.
El estudioso trepa con dificultad el andamiaje situado detrás del puesto de un mercader y eso le permite ver desde arriba las cabezas de la masa. El griterío procedente de un extremo de la plaza le comunica que Bruno ha llegado tras haberlo exhibido desnudo por las calles de Roma. Lo atan al poste con cuerda gruesa mientras un funcionario local lee los cargos. El estudioso sólo alcanza a oír palabras sueltas: “hereje impenitente…, negativa a retractarse…, despropósitos constantes”.
Un soldado atraviesa la lengua y la mandíbula de Bruno con una aguja para que deje de hablar. Como gesto de clemencia, el soldado le cuelga un saco de pólvora alrededor del cuello para acelerar el fin del sufrimiento. Bruno aparta la cabeza cuando le ofrecen el crucifijo. Los gritos saturan el aire; antorchas encendidas se elevan a lo alto y luego descienden. El estudioso no soporta mirar más y se abre camino a empellones para salir de la plaza.
El libro que sostenía entre las manos el joven estudioso era Del infinito: el universo y los mundos, escrito por Giordano Bruno en 1584".