
Nacen de una pluma iluminada y de pronto -por su valor, por su independencia o vaya a saber Dios por qué- cobran existencia independiente, se rebelan a su creador y viven al margen de él, casi a su pesar.
Pensemos, por ejemplo, en el sagaz y cocaínomano Sherlock Holmes, vivió a la contra de su padre sir Arthur Conan Doyle y éste no hallaba la forma de deshacerse de él. Quiso matarlo muchas veces y muchas veces se lo impidió el buen Holmes, desapareciendo y volviendo a aparecer, hasta que un día perdió la batalla contra su creador.
Vayamos a Sandokán, aquel corsario intrépido, llamado el tigre de la malasia, flagelo de ingleses y héroe por excelencia de cualquier adolescente que se precie. Sabemos mucho de él y de sus incontables aventuras al lado del fiel Yañez, de su padre Emilio Salgari solo sabemos que fue italiano.

Soldado veterano de los tercios de Flandes, malvive en el Madrid del Siglo XVII alquilando a su espada a causas justas -y otras no tanto-, pero siempre honesto, honrado y valiente. Ultimo representante de una legión de hombres decididos que hicieron de España una potencia temida en Europa, se rebela -aunque poco puede hacer- contra una corte española corrupta y en plena decadencia, plagada de nobles mezquinos, ensotanados avaros y burócratas insensibles.
Amigo personal de Francisco de Quevedo, el Capitán Alatriste se ve enfrascado en innumerables aventuras de una España venida a menos, bien sea por su sentido honor o su lengua afilada, al igual que el acero de su espada y el cebo de su arcabuz.
"El Capitán Alatriste" (1996), "Limpieza de Sangre" (1997), "El Sol de Breda" (1998), "El Oro del Rey" (2000), "El Caballero del Jubón Amarillo" (2003) y últimamente "Corsarios de Levante" (2006) son las seis primeras entregas de las aventuras y desvelos del Capitán Alatriste (narradas por su paje, hijo adoptivo y compañero de desventuras Iñigo Balboa), a la cual todavía siguen otras tres, hasta su ingrato final en la batalla de Rocroi en 1643 (Francia) al mando de un tercio español.
Este es el Capitán Diego Alatriste y Tenorio. De su creador Arturo Perez-Reverte hablaremos otro día.

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